DESFILES Y ESPECTÁCULO: ¿SE HA CONVERTIDO LA MODA EN UN SHOW VACÍO?

En el mundo de la moda, las presentaciones de colecciones se han convertido en verdaderos espectáculos, donde la puesta en escena puede eclipsar la calidad de las prendas. Este fenómeno, que ha ganado fuerza en las últimas décadas, plantea la siguiente pregunta: ¿es el show más importante que la ropa misma? Hoy hablamos sobre desfiles y espectáculos.

Tradicionalmente, los desfiles eran plataformas para mostrar la artesanía y calidad de las prendas. Sin embargo, hoy en día, estos eventos han evolucionado en producciones multimedia que combinan arte, música y actuación. Diseñadores como Alexander McQueen, con sus celebrados Plato’s Atlantis y Horn of Plenty, o John Galliano y sus exuberantes propuestas para Dior, llevaron durante años esta idea al extremo, creando experiencias sensoriales que potenciaban el mensaje que pretenden transmitir las prendas, dejando a la audiencia boquiabierta. Construían un universo sobre la pasarela que enaltecían las prendas que confeccionaban y colaboraban a un todo en el que el mensaje quedaba claro. Moda con mayúsculas.

CRISTÓBAL BALENCIAGA EN SU TALLER

La importancia de las redes sociales ha sido crucial para provocar un cambio en las reglas del juego. Un desfile espectacular se convierte en contenido viral, generando atención inmediata y aumentando la visibilidad de la marca. Las imágenes y videos compartidos en plataformas como Instagram y TikTok pueden atraer a un público más amplio, a menudo más interesado en la experiencia que en los detalles de la ropa. Debemos tener en cuenta que todo este peso o impacto mediático se valora en millones (sí, millones) de dólares al finalizar cada temporada de desfiles.

El espectáculo, además, se ha convertido en una forma de diferenciación en un mercado saturado. Con tantas marcas compitiendo por la atención, un desfile impresionante puede ser más eficaz para captar el interés que la propia calidad de las prendas. Las marcas se esfuerzan por crear narrativas visuales impactantes que resonan emocionalmente con el público, priorizando la originalidad sobre la confección meticulosa. La metodología empleada en el fast fashion llega a salpicar a la moda de lujo, con colecciones cada dos o tres meses que imponen nuevas microtendencias con las que llenar las vitrinas de las tiendas y que, en los próximos dos o tres meses, nuevamente, pasarán a estar desfasadas e incluso dar cringe.

CHRISTIAN DIOR POR JOHN GALLIANO

Sin embargo, esta tendencia plantea desafíos. La creciente importancia del espectáculo puede llevar a que se descuide la calidad de las prendas. Algunas colecciones que deslumbran sobre la pasarela pueden no ser prácticas o incluso cómodas en la vida cotidiana. Esto genera un dilema: ¿debería la moda ser ante todo arte, o debe cumplir con su función de ser primordialmente práctica?

PLATO’S ATLANTIS DE ALEXANDER MCQUEEN

A medida que el mundo de la moda continúa evolucionando, es crucial encontrar un equilibrio. Las presentaciones deben seguir sorprendiendo y deleitando, pero también es vital que las marcas mantengan un compromiso con la calidad en su proceso creativo y de fabricación, así como con la sostenibilidad de sus prácticas y materiales. La moda no solo debe ser un espectáculo visual, sino también una celebración de la creatividad y la artesanía.

HORN OF PLENTY DE ALEXANDER MCQUEEN

En última instancia, el espectáculo en las presentaciones de moda refleja una transformación cultural que prioriza la experiencia y el impacto visual. Si bien esto puede atraer a nuevos consumidores y generar un ruido valioso, es fundamental que la calidad de las prendas y el mensaje de la colección no se pierda en el proceso. La moda, después de todo, es tanto arte como funcionalidad, y su verdadero valor radica en un equilibrio entre ambos conceptos.

Por Daniel Albericio.

@dan_albericio

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