Con el puente de diciembre dimos oficialmente el pistoletazo de salida a la Navidad, ese evento que tiene casi tantos fieles defensores como detractores.
Y es que cuando llega esta época del año nos encontramos a quienes la viven con el mismo fervor que Mariah Carey y el reno Rudoplh; en el otro extremo la reencarnación del Grinch y luego hay un grupito que sin amarla ni odiarla, pasa la Navidad como puede (o como le dejan).
Es cierto que si bien en estas fechas se trata de lanzar un mensaje de paz, amor, bondad y felicidad sin parangón, debemos tener en cuanta que a muchísima gente se le hace bola por diferentes motivos. Pero tranquilidad, que vamos a darte algunas claves para superar esos malos ratos que puedas vivir estas más de dos semanas frenéticas que nos esperan.
Mucho se habla de que en Navidad se echa todavía más de menos a los que ya no están, pero poco hablamos de “echar de más” (sí, me lo estoy inventando el concepto), pero es que hay gente que nos sobra y más en estas fechas. Toca soportarla con estoicidad, o no. Así que amigui, si te sientas en la misma mesa que el cuñader de turno, no te calles, vacílale y que se arme la marimorena si se tiene que armar, que no siempre te va a tocar a ti poner buena cara mientras te rechinan los dientes solo por tener la fiesta en paz.
¿Trabajas de cara al público estos días? Sea cual sea el sector: ánimo y un abrazo grande para ti, porque lo que hay que aguantar no está pago. Pero tú, ante esos clientes porculeros aplica la técnica Pantoja: «Dientes, dientes… Que es lo que les jode», por fuera una sonrisa mientras por dentro los mandas a la verga.
¿Ya has llegado al límite de reuniones, reencuentros, comidas de empresa y demás eventos? Pasa, no vayas. No, en serio, es que te puedes inventar cualquier excusa: tengo que lavarme el pelo, ya tenía un compromiso previo, el médico no me deja… (en momentos así los antisociales echamos de menos las restricciones por la pandemia de la COVID, ¿eh?). Así que apaga el teléfono, te pones Love actually, Solo en casa, The Holiday o ¡Qué bello es vivir! y olvídate del resto del mundo siendo feliz en el sofá con tu mantita por encima.
Si tienes la desgracia de encontrarte entre una multitud sin poder evitarlo, no luches, déjate llevar y únete. Que te empujan, pues tú empuja más fuerte, si hace falta responde con codazos y aprovecha el momento para desahogarte, eso te ahorrará un par de sesiones de terapia como poco, créeme.
Y así con todo, porque no tienes la obligación de poner buena cara a todo el mundo ni en toda situación que se te presente.
Hablando en serio, hay mucha gente que lo pasa especialmente mal en estas fechas. Pueden ser tantos los motivos: la soledad, la falta de recursos económicos, por su estado de salud o el de sus seres queridos o simplemente porque sí. No se lo pongas más difícil, puedes disfrutar la Navidad igual sin estar jodiendo al de al lado. Y lo mismo te digo a ti, si no te gusta la Navidad tampoco se la vayas a fastidiar a quien sí.
¡Felices Fiestas!
